Todo negocio parte de un exhaustivo análisis
del entorno, sus oportunidades y amenazas, y de una planificación detallada que
de “forma” y continuidad al sistema empresarial a partir de nuestras fortalezas y necesidades del negocio.
La forma más breve de definir
esta idea de “sistema empresarial” es la siguiente: Toda empresa requiere
insumos (entrada del sistema) para trabajar (humanos, materiales, financieros, información, etc),
esos insumos organizados se “procesan” (se ajustan) de una determinada manera
que permitirá – o no – obtener los resultados esperados (salida del sistema y vuelta a empezar). Lo que convierte a toda organización en un sistema es la posibilidad de retroalimentación y la necesidad de dar un orden a los recursos y funciones que permitan alcanzar los objetivos fijados. También en este enfoque sistemático cada parte por más chica que sea afecta al sistema, y si no se controla, se corren riesgos (todo es más importante que la suma de las partes).
Cada empresa tiene objetivos determinados (resultados esperados) y luego en los hechos obtiene resultados reales. Todo sistema empresarial va a tratar de ser eficaz y eficiente.
Cuando se es eficaz pero no eficiente (por
ejemplo alcanzar las ventas esperadas pero en un plazo de tiempo mayor al
previsto), el sistema está bien, lo que hay que corregirlo en alguno de los
puntos. Por esta razón es importante que exista un control concomitante (en todo momento) que
permita detectar las variaciones en el momento preciso en que se manifiesten,
ya que si se esperan a los resultados para controlar la comparativa,
posiblemente no sepamos de donde agarrarnos (dónde estuvo el error) para ganar
en eficiencia.
Cuando no se es ni eficaz ni eficiente lo que
está mal es el sistema, por lo que en estos casos hay que cambiar radicalmente
en tanto la forma de producción o bien en tanto los bienes o servicios a
producir.
Ahora, ¿qué pasa si se es eficaz y eficiente?
En los casos en los que se cumple con lo
previsto, la opción indicada es tratar de aumentar los niveles de eficiencia. ¿Cómo
hacerlo?
- La primera opción es producir más con los mismos recursos.
- La segunda opción es producir lo mismo con menos recursos.
- La tercera opción es producir mucho más, aumentando los recursos.
Hay factores que inciden considerablemente en
cuál de estos caminos tomar, cómo ser capacidad de consumo del mercado meta,
situación económica actual, avances – o quedos – de la competencia, etc, etc.
Sin embargo más allá de estos imponderables, se pueden definir estilos de
liderazgo para cada caso.
Quiénes buscan mantenerse o producir más con
lo mismo son netamente “cautelosos”,
prefieren la seguridad a la incertidumbre, dan pasos hacia adelante sin
sobresaltos, donde predomina un foco conservador. Los puestos de trabajo se
mantienen, hay poca posibilidad de desarrollo o ascensos; el personal más joven
se ve tentado a alejarse buscando nuevos desafíos; índices altos de rotación son un
riesgo en estos casos.
Quiénes disminuyen los recursos para producir
lo mismo podrían llamarse “acaparadores”,
son personas que no miran más allá de un buen resultado, lo único que les
importa es repetirlo “gastando” menos recursos, no son ambiciosos ni
conservadores, arriesgan su posición en el mercado - y negocio -, suponiendo
que con menos recursos pueden “hacer lo mismo” (acaparar o abarcar todo). El
personal en estos casos empieza a trabajar presionado, se aumentan las tareas
de quiénes quedan y el ambiente empeora; nadie se siente seguro de su trabajo.
Para la contabilidad de la empresa, es la mejor medida a tomar.
Quiénes buscan aumentar la eficiencia, a
partir del desarrollo empresarial considerable que permita un crecimiento
productivo mayúsculo podrían llamarse “ambiciosos”,
no se quedan con lo que tienen, ambicionan más, buscan en sus acciones alcanzar
un sueño. Bajo esta opción se necesitan colaboradores que compartan esta mirada.
Todas las empresas grandes y exitosas tomaron esta decisión alguna vez, pero no
todas las empresas que tomaron esta decisión terminaron siendo grandes y
exitosas, muchas quebraron o fracasaron en su intento. En lo que refiere al
personal, éste se siente motivado de pertencer a una empresa así. Hay una
amplia oferta de trabajo, creación de puestos nuevos por lo que muchos tienen
la oportunidad laboral. Sin embargo no todos logran “amoldarse” a la necesidad
empresarial por lo que también son muchos los despidos. Para estos casos es
importante no descuidar la imagen empresarial ni el posicionamiento de la marca
empleador.
La búsqueda de la eficiencia
empresarial es una necesidad, es el ABC de la teoría administrativa y del mercado empresarial.
Sea cuál sea el camino que se tome en el mejor escenario (cuando
los objetivos deseados se cumplen) van a existir riesgos y oportunidades.
Fundamental será rodearse bien, trabajar en función (o para la conformación) de un equipo de alto
rendimiento capaz de alcanzar resultados acordes, y una vez aceitado el equipo
de trabajo, trabajar en equipo. Es importante tener buenos canales de
comunicación y políticas acordes, mucho cuidado en la gestión que se haga del
capital humano y gran capacidad para crear, mantener y desarrollar un sistema
empresarial eficiente.
2 comentarios:
Me parecen muy importantes los comentarios de Sebastián, para ayudarnos a clasificarnos como empresarios o gerentes y para trabajar en la corrección de las deficiencias correspondientes a cada clasificación
Gracias Ignacio y a las órdenes para cualquier cuestión específica que precises. Saludos
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